Un planeta
llamado Tierra
—¿Qué es eso? —dijo Ana rascándose
la cabeza.
— y Robertico dijo— No sé, parecen
libros.
Ellos no conocían los libros
físicamente, nunca los habían visto, porque en el planeta Ur donde vivían
todo lo que se leía era en digital. Comenzaron a hojearlo y estaban
admirados de lo lindo que era todas las imágenes que tenía —para
ellos— raro material.
Fueron corriendo donde su padre y le
mostraron el libro. Le preguntaron qué era todo aquello, el padre los miró
y les dijo que de eso no sabía nada porque era algo muy antiguo y que mejor
vayan donde su abuelo ya que él seguramente podría explicarles. Cuando
llegaron donde el abuelo:
—Abuelo, encontramos esto en el closet.
¿De dónde son todas estas fotografías tan lindas?» —dijeron con los ojos
bien abiertos y con la esperanza de que el abuelo les respondiera la pregunta.
—¡Ah! ¿Eso?… todo lo que ven ahí era de
un lugar muy lindo que existió hace ya muchos años. Se llamaba Planeta Tierra. —el
abuelo contestó con mucha tristeza.
—Cuéntanos abuelo cómo era
ese planeta — dijeron los niños muy entusiasmados.
—La tierra era el planeta más hermoso
que existía y que contaba con muchos recursos naturales.
—¿Qué son recursos
naturales? —interrumpió Anita.
—Es todo aquello que no hizo la mano del
hombre y que fue creado por Dios —contestó el abuelo con una pequeña sonrisa
en el rostro porque recordaba cuando de niño jugaba en los parques y en la
piscina con sus amiguitos.
—¿Cómo cuáles? — ahora interrumpió
Robertico.
—el abuelo tomó el libro despacito y
dijo— Miren en esta página del libro: suelo, montañas, ríos,
árboles, flores, animales, también el aire… todos esos son recursos
naturales y en la tierra existían en abundancia.
—¡Guau, ¿qué lindo! — dijo Anita sorprendida al contemplar una
fotografía de una inmensa playa—.
—¿Qué es esto tan grande y
azul? —preguntaban los niños.
—Ese es el mar. En la tierra había mucha
agua que formaban océanos, mares y ríos. Las playas eran preciosas.
Yo recuerdo que iba mucho con mis padres también a los ríos. Disfrutaba
bañándome y me gustaba sentarme debajo de los árboles a coger aire
fresco. —continuó el abuelo explicando.
—Entonces abuelo, ¿tu conociste todo
eso?
—Claro, yo nací en la Tierra. Ese
era mi planeta. Allí vivía junto a mis padres, abuelos y familiares.
—Abuelo —dijo muy preocupada Anita—
y ¿qué fue lo que sucedió?
—¡Ay hijos míos! Los habitantes de
la tierra no se preocuparon por cuidar el medio ambiente, destruyeron
todo. Cortaban los árboles indiscriminadamente, entonces dejó de llover
por lo que el agua empezó a escasear y la tierra fue azotada por una
tremenda sequía. Sin agua los seres vivos: personas, animales y plantas no
pueden vivir. No se podía sembrar, por lo que los alimentos comenzaron a
escasear, las personas y los animales empezaron a morir. Contaminaron
las aguas de los mares y ríos echando basura y desperdicios de las
fábricas por lo que los animales del mar se fueron muriendo. También el
aire se contaminó con el humo de las fábricas, de los vehículos y porque
tiraban basura en el suelo o la quemaban al aire libre, todo eso fue dañando
la atmósfera y llegó un momento que no había suficiente aire
para respirar. En los habitantes de la tierra no había respeto para
el medio ambiente, tampoco responsabilidad —dijo el abuelo con pesar.
—Abuelo, pero aquí vivimos y no tenemos
ninguno de esos recursos naturales de los que tú hablas
—Porque Ur — respondió el
abuelo— es un planeta artificial creado por el hombre, como una gran
burbuja donde estamos todos encerrados, por eso no podemos disfrutar de
aire fresco y de todas esas cosas hermosas que ven en ese libro.
—Robertico preguntó— ¿abuelo y cómo tú
viniste aquí a Ur?
—La gran mayoría de las personas de la
tierra murieron. Yo fui de los pocos sobrevivientes que lograron entrar a
este planeta. Toda mi familia murió. Aquí conocí a tu abuela y tuvimos a
tu padre. Solo pudimos tener un hijo porque las autoridades prohibieron
tener más.
—Después autorizaron que se podía tener
dos por eso ustedes nacieron, pero en estos momentos está totalmente
prohibido tener hijos.
—Pero eso es injusto —protestó Anita.
—No hijita, hay que hacerlo así,
porque aquí no tenemos atmósfera natural, el aire que respiramos es
artificial y mientras más personas somos más nos arriesgamos a que el aire
se agote.
—Robertico y Anita se pusieron muy
tristes y dijeron: — ¡qué pena! que las personas de la tierra no
cuidaran su planeta.
—el abuelo dijo con un lamento profundo:
— Sí, esta ha sido la consecuencia de no haber tenido respeto y
responsabilidad en el cuidado el medio ambiente.
1.
Si ves que algo ya no
sirve, antes de tirarlo a la basura, piensa si se puede reciclar o si se lo
puedes regalar a alguien que sí lo necesite. ¿Por qué? Porque la basura
contamina el medio ambiente. Los plásticos, por ejemplo, ¡pueden tardar cientos
de años en desintegrarse!
2.
Cuando no utilices un
artefacto doméstico, ¡desconéctalo! ¿Por qué? Porque, aunque esté apagado sigue
consumiendo energía. Y el consumo de energía aumenta la temperatura de nuestro
planeta y ello hace que poco a poco se derrita el hielo que está en el polo
norte por ejemplo y ese hielo es importante porque ahí se almacena el agua que
en el futuro necesitaremos.
3.
Utiliza papel solo
cuando sea muy necesario ya que, al utilizar papel, las tiendas piden más papel
a las fábricas y estas destruyen más árboles para fabricar papel.
¡Ahora
te toca a ti!: Deja un consejo que los demás deban saber sobre cómo cuidar el
medio ambiente. Si no cuidamos el
medio ambiente, es como poco a poco ir destruyendo nuestra propia casa, sin
importarnos que en ella vivirán nuestros hijos y nietos en el futuro y los más
afectados serán ellos. No respetar el medio ambiente es un
acto de egoísmo con las futuras generaciones.